Tres goles en 16 minutos de un imparable Benzema consumaron la madre de todas las remontadas en un partido que ya forma parte de la legendaria historia del Real Madrid. Los blancos se sobrepusieron al imponente Mbappé, que había sometido al Bernabéu en una hora de escándalo, y tiraron de fútbol, fe y orgullo para dar la vuelta a un partido imposible. El PSG se disolvió y el Real Madrid, a lomos de la heroica, firmó una inolvidable página en la historia del rey de la Champions. Otra más. Así que Mbappé, ya lo sabes: esto es el Madrid.
Era la noche de Mbappé, para qué negarlo. Todos los focos apuntaban al futbolista llamado a poner en pie muchos años a un Bernabéu que no le recibió de uñas. Rendido tampoco. Más respeto que aplausos. Y miedo. Mucho miedo. Antes de que Kylian comenzara a campar por el césped del que pronto será el patio de su casa Ancelotti había encajado las piezas del puzzle de la alineación del Real Madrid sin Casemiro ni Mendy pero con Kroos, que llegaba justo para el PSG. Pero llegaba.
Carletto tiró de libreto, que rima. Conservador hasta el paroxismo, el técnico del Real Madrid apostó por los galones de Kroos y Asensio y dejó para más tarde el vigor de los Camavinga o Rodrygo, que habían sido los Red Bull que dieron alas al equipo ante la Real Sociedad. Atrás, resolvió el socavón de la baja de Mendy con Nacho en el lateral zurdo para no tener que tocar su pareja de centrales: Alaba y Militao. Todo lo anterior se resumía en el siguiente once: Courtois; Carvajal, Militao, Nacho, Alaba; Kroos, Valverde, Modric; Asensio, Vinicius y Benzema.
En el PSG Pochettino iba con todo. Neymar, Messi y Mbappé juntos como habría hecho cualquier entrenador del mundo, sobre todo el que quisiera mantener el cargo antes del partido y no ser fulminado por el jeque antes de empezar a jugar. Además, los Verratti, Achraf, Nuno Mendes y compañía más como amenazas veladas que como comparsas de un equipo que es una auténtica selección mundial de estrellas.
Con el Bernabéu engalanado (qué adjetivo más bello y más viejuno) y el madridismo con la voz en carne viva arrancó el partido de la remontada guionizada, ansiada, esperada y soñada. El partido de Mbappé. Que nació con presión y ritmo por los dos lados. Apretaba muy arriba el Real Madrid y le devolvía la presión alta el PSG. Vinicius y Mbappé salieron enchufados y muy incisivos.
Vinicius y Mbappé se pican
Antes de los diez minutos ambos enseñaron sus poderes. Vini, sentando a media defensa en una jugada que no aprovechó Benzema en el área. Y Mbappé, en una galopada en la que Militao le sostuvo la zancada pero que acabó definiendo con un tiro cruzado que atajó abajo Courtois.
En el 12 Militao la lio en su intento de despeje y de anticiparse a Mbappé, le dejó solito. Kylian aceleró para meterse en el área y surgió entonces la enorme figura de Courtois para agigantarse ante su futuro compañero y sacar un pie salvador en el mano a mano. Suspiró el Bernabéu. Arqueó la ceja Ancelotti.
El PSG se hizo con los mandos del partido desde esa ocasión. El Real Madrid se asustó y replegó atrás. Messi y Neymar se asomaron caminando al partido. Son tan buenos (o lo fueron) que les bastaba. Un tirito de Ney en el 20 fue el segundo aviso del equipo parisino. También lo paró Courtois.
Respondió el Madrid en el 24 con un disparo lejano de Benzema que lamió el palo izquierdo de Donnarumma después de que el meta italiano desviara el tiro con la yema de los dedos. La ecuación era sencilla: si los de Ancelotti presionaban, sufría el PSG; si replegaban, el que sufría era el Madrid.
A la media hora Messi y Neymar dibujaron una pared de fútbol sala que finalizó el argentino con una picadita defectuosa ante la salida de Courtois, siempre atento. Volvía a apretar el PSG. Y entonces apareció Mbappé, que marcó un gol imposible en el 33. La clavó por donde no había hueco pero, por suerte para el Real Madrid, la jugada venía precedida de fuera de juego de Nuno Mendes. Respiró el Bernabéu aliviado por la anulación y sonrió imaginando el futuro con Kylian.
Mbappé golpea otra vez
Un par de cabezazos de Benzema devolvieron la fe al Bernabéu. Pero volvió a aparecer Mbappé. Era su partido y se estaba merendando él solito a todo el Real Madrid. Le asistió con elegancia Neymar por encima de un Militao mal colocado. Mbappé dibujó zancadas por donde no volverá a crecer la hierba, sentó a Alaba, se internó en el área, miró a Courtois, le engañó con la mirada y la clavó por el palo corto.
El tanto de Mbappé silenció al Bernabéu y hundió al Real Madrid, que se fue al descanso con media estocada y la sensación de que le estaban toreando. En la reanudación volvieron a apretar los blancos. Replegó conscientemente el PSG. Ancelotti, siempre tardón, masticaba los cambios como si fueran chicle.
El Real Madrid atacaba pero no atosigaba. El PSG estaba más cómodo replegadito y defendiéndose que Pedro Sánchez en el Falcon. Le bastaba con las contras y Mbappé para asustar al equipo de Ancelotti. En el 53 de nuevo Kylian marcó en el Bernabéu. Fue otro golazo en el que sentó a Courtois como si fuera un fardo. Por suerte para el Madrid estaba en fuera de juego. Los blancos seguían vivos en el partido. Bueno, vivos no; medio muertos.
Ancelotti preparaba cambios con 20 minutos sobre el horario previsto mientras Mbappé daba otro susto evitado por Alaba. El francés se golpeó en la cabeza al caer pero todo quedó en un susto. Salieron de golpe Camavinga y Rodrygo por Kroos y Asensio. El Bernabéu empezaba a perder la fe. Y al Real Madrid no le sobraba tiempo.
El regalo de Donnarumma
Pero nadie contaba con la ayuda del hermano Donnarumma. El portero del PSG se durmió en el área ante la presión de Benzema y asistió sin querer a Vinicius. El brasileño se la devolvió a Karim y el 9 blanco no perdonó: batió entre las piernas al portero italiano. El Real Madrid empataba un partido que parecía tener perdido.
Benzema, a pase de Rodrygo, tuvo en su cabeza el 2-1 tres minutos después, pero su remate se marchó a la izquierda de Donnarumma. Ancelotti vio una oportunidad de remontada y sacó a Lucas Vázquez por un fundido Carvajal. El Real Madrid volvía a creer. La tuvo Vinicius en el 72 pero le poseyó el espíritu de Higuaín y la echó al cielo en el mano a mano. Por suerte para su leyenda negra, estaba en fuera de juego.
Una remontada imposible
Siguió apretando el Real Madrid y siguió corriendo Vinicius. En el 75 los blancos obtuvieron el premio a la constancia y encontraron el 2-1 en un jugadón que cocinó Modric, aceleró Vinicius y remató Benzema. Marquinhos desvió la trayectoria y engañó a Donnarumma.
Con el Bernabéu en éxtasis, el Real Madrid empezó a creer en la remontada pero de verdad. Y apenas pasó un minuto y llegó el tercero. Lo cocinaron otra vez entre Rodrygo, Modric y Vinicius y lo abrochó Benzema con un remate maravilloso con el exterior. El Bernabéu se vino abajo.
El Real Madrid, escrita una de sus más bellas páginas en toda la historia, terminó de rubricarla en unos minutos finales llenos de orgullo y oficio. Atacó, defendió, sufrió, corrió… Lo hizo todo perfecto. El Bernabéu lloraba de alegría, de placer, de éxito. Hacía años, muchos, muchísimos, años que el Madrid no abrochaba una remontaba tan memorable. Pero en la Champions, y eso lo sabe todo el mundo, el Madrid siempre vuelve.